Pido perdón.
Es simple, es sincero. Y hoy, no sé por qué razón, necesito expresarlo. Al mundo. A todos. A todas.
Perdón por todo mal que hay podido causar, haciendo especial hincapié en mis relaciones sentimentales. Porque tengo culpa, porque lo asumo, porque si no fuera por mí lo mismo podríamos estar juntos, podríamos ser felices, podríamos ser uno.
A veces se me olvida que lo más bonito de amar es dar, sin buscar el ser correspondido, porque eso viene solo, viene dado, un acto reflejo.
Todo el amor que llevo dentro, tan intenso, tan vivo, tan honesto, te lo quise dar, o lo intenté al menos. Fallé, pero discúlpame por cada acto, por cada detalle, por cada falta. No tuve intención, no tuve intención, no tuve intención.
Nadie más que yo desearía ser feliz a tu lado, nadie más que yo desearía entregarme con el alma, con el corazón, y nadie más que yo desearía haber besado tus lágrimas con tanta ansia, con tanta pasión.
Siento que he fallado, pero a la vez siento que algún día todo será perfecto, porque sé lo que soy, sé lo que siento, y sé que puedo. El día que sepa transmitir todo lo que llevo dentro y una personita entienda todo este maremagnum interior, te querré tanto que estarás jodida, porque ni en el mismísimo infierno te vas a librar de mi amor. Nunca. Jamás. Mis noches y mis días por ti. Mi vida.
Perdón. Fallé. Gracias por haberme querido. Gracias a ese amor soy quien soy. Y crezco a cada golpe encajado, a cada mirada sincera, a cada beso entregado.
Perdón. Y gracias.
Gracias.
Supongo que no soy objetivo, me es imposible serlo tan pronto. Pero la sensación que me queda de estos últimos 5 días es de un sabor tan especial, tan intenso, tan bueno, tan perfecto... que me dan ganas de reir y llorar a la vez.
Amsterdam me ha dado La Vida, con mayúsculas. Con una compañía que si me lo dicen hace 10 años, hubiera pensado que se trataba de una broma pesada. Pero no, era realidad. Ella estaba presente, y esta vez en cuerpo y alma, sintiendo. Por primera vez no había barreras, no nos ocultábamos nada, éramos agua, cristalina y clara, limpia y sin contaminantes ajenos. Siempre recordaré las vistas desde la planta 23 del hotel, mirando Amsterdam, `sin que nos importara que la lluvia ya cayera´... Con Tiziano Ferro como banda sonora de nuestra particular y perfecta prórroga, tan merecida y tan sufrida durante muchos, muchos años. Ojalá pudiera recuperar la esencia de esos sentimientos, tan a flor de piel y tan sinceros, que hubo hace tanto tiempo y que ahora no consigo rescatar. Está claro que Rafa y "los momentos" no se llevan del todo bien.
Esos paseos sin necesidad de decirnos nada, con los silencios más cómodos que mi mente pueda recordar, observando los preciosos canales, la fachada del Rijksmuseuum, el Museo Van Gogh y su acogedor parque, el mercadillo de Albert Cuypstraat, las hipnotizantes vistas desde nuestra planta 9, el tranvía 25 que nunca llegaba, las cervezas del primer y último día en el Café Van Daele, los breves momentos de sol que iluminaban todo a su paso, incluso nuestra mirada, y nuestras risas cómplices, con tantos tacos de por medio. Especial, sin duda. Recuerdos que me llevo conmigo.
Algo increíble, total y absolutamente increíble, inesperado... incluso surrealista. Pero lo tomaré como tal, como un capítulo pendiente en nuestra particular Película, que estaba pendiente de rodar y finalmente se dieron las circunstancias para poder vivirla con toda la intensidad, tanta que abrumó.
Intentaré no darle más vueltas de las debidas. El cuadro ahora mismo está perfecto, tan perfecto...
Y estaba contentísimo.