ANEKDOTARIO

Grandes Esperanzas

Construimos el presente pensando en un futuro.
Cada paso que damos se supone que nos llevará a un determinado lugar.
Cada paso que damos se supone que estaremos menos lejos de donde debemos estar.
En eso se basan las esperanzas. Todo lo que hacemos es porque pensamos que el día de mañana nos servirá de algo. Hay expectativas en cada una de nuestras acciones, y es entonces cuando la inseguridad empieza a acechar, aparecen ciertas dudas. Al fin y al cabo somos humanos, y como tales cometemos errores. Eso hace que las esperanzas se vean truncadas a menudo. Si de vez en cuando tuviéramos más fe en nosotros mismos y dejáramos a un lado todo tipo de prejuicios e inseguridades, es seguro que esas grandes esperanzas se tornarían en esperanzas cumplidas, en objetivos alcanzados, en felicidad sobrevenida.
Es algo tan fácil pero tan difícil a la vez...
Sea como fuere, los pensamientos y sentimientos generan esperanzas, las esperanzas generan ilusiones, y éstas a su vez pueden llegar a crear realidades, nuestro objetivo final. Ese proceso seguramente requiere de serenidad en grandes dosis, y por supuesto tener bien conocido que se debe ir paso a paso si al final queremos tener estabilidad al conseguir nuestros fines. Aquello que alcancemos no podemos permitir que nos sea arrebatado de un soplido. Si fuera así, todo sería nada. Esfuerzos evaporados, esperanzas esfumadas, efímeras. Eso no.
Todos estos pensamientos no aseguran el éxito, pero te acercan a él...
Adelante.