ANEKDOTARIO

Causalidad & Autoestima

Muchas veces no se llega a saber el por qué de las cosas, por qué ocurren ciertos acontecimientos que nos rompen los esquemas, desbaratan y confunden. Supongo que últimamente así estoy yo. Confundido, pero esperanzado, aferrándome a una causalidad que quiero sea mi aliada en estos nuevos caminos que voy tomando, y que dan nueva y diferente luz a cada paso que doy.
Por primera vez en mi vida no me lamento de las circunstancias. Las asumo, aunque duelan (y mucho), vuelvo a aprender, vuelvo a empezar, e intento hacer efecto boomerang con todo hecho adverso que me venga dado.
De nuevo falló el momento...desbaratando todo, absolutamente todo. La impaciencia por una parte o la incapacidad a la hora de saber transmitir los sentimientos por la otra, rompieron colores, sabores, esperanzas, sueños y anhelos. Ahora bien, mi tranquilidad es supina. Porque siempre quise vivir ese Febrero, e intentado fue, pero supongo que la reciprocidad no suele ser eterna. Cada uno tiene su/s manera/s de apostar.
Perder un avión, o cogerlo puede parecer algo tonto. Pero en este caso ha sido vital, un punto de inflexión. Recuperando autoestima que últimamente venía dada con cuentagotas, dandole impulso a un ritmo de vida un tanto anodino en los últimos tiempos. Causalidad, causalidad, causalidad. Por qué no cogí ese avión? Hipótesis mil. Pero lo único que sabré es la realidad vivida, nada más. La acepto, y la tomo con trampolín para un nuevo principio indeterminado.
No hay hecho negativo en mi vida del que me arrepienta. Porque todo vale, todo sirve, y todo cuenta para un futuro mejor. Sigo aprendiendo, sigo caminando. Adelante.