ANEKDOTARIO

La gran evasión?

Ya no escribo cosas tristes. Supongo que me lo prohibo a mí mismo.
El aura que se supone que irradio desde hace ya bastante tiempo es positivo, de un buen rollo latente, y de una superficialidad palpable en busca de diversión, y de evasión ante los problemas. La verdad que funciona.
Lo que pasa es que creo que toda actitud es adictiva. Cuando estamos mal a veces lo único que queremos es estar peor, escuchar música deprimente, estar solos, y hundirnos en nuestra propia miseria. A veces incluso encontramos un punto de masoquista felicidad en todo eso. Es bastante curioso. Al menos a mí me pasa. Ese momento en el que uno llora con la canción más triste del mundo, que te recuerda a la única persona a quien no deberías recordar, y quererte morir cuando realmente sabes que todo eso es injusto, y que el destino no puede ser tan cruel, que realmente tiene que existir la justicia para con uno, y que si no se creyera en la justicia, en el destino, o en el amor, lo mejor sería quitarse del medio. Esas pequeñas dosis rutinarias de tristeza se hacen poco a poco adictivas, y acabas en un bien llamado pozo del que suele ser muy difícil salir, a no ser que tengas mucha fuerza y confianza en ti mismo, unos buenos amigos, familia y... tiempo. Porque lo de que un clavo quita a otro clavo... no nos engañemos. Eso dura lo que dura una noche. A la mañana siguiente, como decía Julito, la vida sigue igual.
Y bien, cuando uno ya se ha recuperado completamente de todo ese ciclo interminable de dolor... qué? Qué se supone que hay que hacer? El manual, por favor.

Yo opté por la vertiente opuesta a la anterior, vivir la vida. No es mala opción, eh, lo puedo asegurar. De hecho es totalmente necesario, porque como uno no viva la vida a tiempo, luego puede llegar a pagar esa asignatura pendiente. Y lo peor de todo, pagarlo con la persona que más quiere.
Lo único es que esta última opción, la de la fiesta, el buen rollo, el colegueo, el Absolut-Sprite, etc. también se puede llegar a convertir en una espiral. Y yo en estos momentos no sé dónde debe acabar, o si debe acabar. Hay veces que quiero, veces que no. A pesar de que "la virtud está en el justo término medio" supongo que es el "término" que yo nunca encontré, o bueno, sí, pero se me pasó volando. Así que no me ubico en esa situación de aparente normalidad que mucha gente parece que tiene al ir paseando por la calle. Supongo que para mí la normalidad es anormal. No lo entiendo mucho, pero bueno.
¿Es mi actual actitud una evasión o simplemente es que me he vuelto tremendamente inconformista? ¿Necesito seguir viviendo a mi manera, tal y como a mí me dé la gana, o me gustaría depender de alguien? ¿No salgo de esta espiral porque no quiero o porque no puedo?
No tengo ni la más remota idea.