ANEKDOTARIO

Punto Cero

Sigo sin saber lo que quiero. Camino tras camino encuentro bifurcaciones, y éstas, a su vez, dejan paso a otras bifurcaciones. Estancado. Camino, sigo, intento ir hacia delante, pero siempre acabo en el mismo sitio, en un lugar de nadie, en un sitio donde nadie para, excepto yo. Todos los caminos terminan en el mismo punto cero. Sé que eso sólo es una percepción mía, una mera ilusión óptica producto del devenir de los últimos tiempos, de la falta de alternativas, de la rutina, de mi mente y de mi corazón. Realmente hay muchos caminos y cada uno de ellos seguro lleva a alguna parte, pero es que a día de hoy el árbol aún no me permite ver bien el bosque.

Realmente son días muy poco movidos los que vivo, en ese sentido estoy tranquilo, bien. Pero precisamente esta quietud la achaco a una cierta monotonía, estancamiento y desconexión con respecto a mi vida en general, y con respecto a mis sentimientos hacia otras personas en particular. Quizás estoy un poco encerrado en mi mundo, en mi casa y en mi curro (bendito curro... mundo paralelo que me permite desconectar de la práctica totalidad de mis problemas cotidianos). Este ligero `auto-encerramiento´ no ha sido ni es voluntario, ha venido dado él solito. Y realmente siento la necesidad de abrirme, no sólo a la gente que ya me conoce y me quiere, sino al mundo. Quiero, necesito derribar barreras, conocer gente nueva, nuevas costumbres, estilos de vida, etc. Quizá todo ello en conjunto me permita construir nuevos caminos, caminos que me lleven a algún sitio que no sea este, caminos que me permitan recobrar toda ilusión, sentir, latir, amar y vivir. Ya va siendo hora, Rafa...